23 de septiembre de 2009

LA UNIÓN DEL MOVIMIENTO ANIMALISTA CAMBIARÁ LA TRÁGICA SUERTE DE LOS ANIMALES EN ESPAÑA.

La necesaria unión del animalismo
El movimiento por la defensa de los animales es más activo cada día, pero la división de esfuerzos hacen que esta labor tan necesaria se vea ralentizada, mientras millones de animales son torturados.
www.kaosenlared.net/noticia/necesaria-union-del-animalismo

La máxima maquiavélica de "divide y reinarás (vencerás)", ha sido a lo largo de la Historia una estrategia empleada con profusión para lograr la derrota del enemigo. Todos somos conscientes de que al aunar esfuerzos, la capacidad de defensa y de respuesta es mucho más eficaz que si los disgregamos, por lo tanto, aquel que librando una batalla de la índole que sea, es capaz de sembrar el enfrentamiento entre las filas de sus adversarios, tiene mucho camino avanzado para obtener la victoria.
Un contrincante taimado, sabe cómo buscar los puntos débiles de su oponente para alimentar las hostilidades internas, averiguando y aventando las rivalidades que sin duda existen dentro de cualquier colectivo o entre grupos afines, pero lo realmente asombroso y desolador, es cuando esas disensiones se producen sin que medie la intervención del antagonista, cuando sin éste haberlo intentado siquiera, contempla muy satisfecho cómo los otros se descabezan entre si, haciendo parte del trabajo que a él le correspondería y de paso, debilitándose lo suficiente como para propiciarle el triunfo.
Es curioso comprobar que así como la táctica del "prietas las filas" se da habitualmente en las agrupaciones más conservadoras o totalitarias, sabiendo mantenerse como unidad inquebrantable a la hora de iniciar confrontaciones con otras facciones, las desavenencias entre pares surgen por lo general en aquellos que defienden posturas más progresistas y cercanas a los conceptos de libertad y de justicia universal. Y tal vez esto ocurre por la mayor disposición hacia actitudes democráticas de los segundos, empezando su puesta en práctica por ellos mismos al no estar sometidos a una férrea disciplina interna que evitaría esas divisiones, enriquecedoras en cualquier caso porque el debate siempre es positivo, pero muy perjudiciales a la hora de presentar batalla.
Existen muchos ejemplos de lo anterior, pero queremos centrarnos en uno muy actual y cuya presencia está cobrando, afortunadamente, gran fuerza en España: el movimiento animalista – empleamos un término no reconocido académicamente para esta acepción, pero que creemos que la define de un modo muy claro -. A nadie se le escapa que la lucha por los derechos de los animales y por lograr que se les reconozca un respeto del que hoy carecen crece en importancia día a día, como no podía ser de otro modo en un País en el que los casos de maltrato y de muerte de estas criaturas, alcanzan la categoría de torturas y de asesinatos con el apoyo frecuente de la Administración y elevados al rango de espectáculos públicos.
Nos encontramos pues con toda una suerte de atrocidades sádicas que padecen los animales, aunque las más emblemáticas sean los festejos taurinos en cualquiera de sus variantes, desde la tradicional corrida a perversiones como los toros alanceados, ensogados, embolados, las becerradas, etc. Los que participan y amparan o se lucran de estas acciones vómicas, son un frente común sin resquicios cuando de preservar sus criminales divertimentos se trata, enfrentándose sin miramientos ni vacilaciones e incluso empleando la violencia frecuentemente, contra todos aquellos que exigen el fin de costumbres tan miserables.
Y del otro lado tenemos a los animalistas, empeñados en una contienda cuya existencia es difícil de concebir, pues no se entiende como en el Siglo XXI y en un País del Primer Mundo, se hace necesario todavía estar explicando que la brutalidad con los seres vivos no se puede considerar como negocio, cultura ni arte, sino como una abyección repugnante propia de mentes enfermas y ejercida por individuos agresivos, cuyas conductas son socialmente peligrosas y por supuesto, letales en el caso de los animales, a los que se dedican a martirizar con tanta saña y encarnizamiento.
Pero resulta que los avances por acabar con semejante crueldad son exasperadamente lentos, porque tanto el Estado Central como los órganos de poder autonómicos, provinciales o locales, baluartes últimos e imprescindibles para su existencia de todas estas muestras de salvajismo, no se sienten lo suficientemente presionados por los ciudadanos como para tomarse en serio este asunto, prefiriendo ignorarlo antes que afrontarlo temerosos de las consecuencias. Y es que les preocupa más la reacción de unos cuantos violentos adictos al maltrato animal, carentes de cualquier escrúpulo, que la de los defensores de estos seres, pacíficos por naturaleza, partidarios del respeto y, he aquí el mayor problema, a menudo afectados por el cáncer de la desorganización o lo que es peor, de la desunión.
Creemos que las mentes pensantes de cualquier colectivo, hacen mal si pierden de vista la filosofía que mueve a sus bases, a todos aquellos que en la calle son la fuerza y la voz que canaliza las reivindicaciones que se persiguen, pues no hay mayor honestidad, valor, ni pureza de pensamiento, que las que poseen los que se entregan a un compromiso solidario sin estar desvirtuados por "intrigas palaciegas", que no hacen más que enrarecer el ambiente, entorpecer la labor por muy noble que ésta sea y alimentar el germen de la fragilidad e incluso de la destrucción interna.
Y llegados a este punto, nos planteamos la siguiente reflexión: si los problemas suelen surgir por los disentimientos o desafíos existentes entre los que capitanean los movimientos, cada uno con su forma peculiar de entender un mismo asunto, pero no afecta a los que fuera de los órganos decisorios de cada grupo forman su verdadera fortaleza: el inmenso número de ciudadanos que cree en una causa y a ella se entrega, sin perderse en contubernios ni en maquinaciones extrañas y sumamente perjudiciales, entonces habrá que llegar a la conclusión de que así como los que lideran son el origen de las divisiones, a los demás, es decir, a casi todos, les une un mismo deseo e ideal con independencia de bajo qué siglas contribuyan con su trabajo a esta causa.
Se imaginan por lo tanto que los que dirigen las innumerables asociaciones animalistas de este País realizasen un examen de conciencia, recordasen cuáles son los motivos que les llevaron a esta lucha y fuesen capaces de romper las cadenas que su intransigencia o egoísmo les procuran, y desembarazándose de las limitaciones que tales actitudes les imponen demostrasen la valentía y la inteligencia de unir, de combinar el esfuerzo de todos los que les apoyan, a lo que habría que sumar probablemente el de los que por no entender tan absurdas desavenencias, a día de hoy batallan por su cuenta y de forma independiente. ¿Pueden hacerse una idea de lo poderoso que sería ese "ejército" de seres humanos decididos a cambiar la trágica suerte de los animales en España?.
Nadie discute que la organización es absolutamente necesaria, pero ni el modo de entenderla ni tampoco el orden o las prioridades en una guerra con tantos frentes abiertos, pueden constituirse en rémoras como lo están haciendo, con el resultado de acciones dispersas, mutiladas y de escasa efectividad. Aquí sólo hay que tener presente un hecho: que luchamos por acabar con el sufrimiento de los animales a manos del hombre y sin duda, ese objetivo lo suscriben todos los que están empeñados en esta causa, por más que luego se difiera en estrategias o en tiempos.
Somos muchos, la gran mayoría, los que aborrecemos la crueldad con los animales y comparados con nosotros, son muy pocos los que presentan esa patología de maltratadores, ¿Cómo es posible entonces que nos ganen siempre en número cuando de manifestarse se trata?. Tenemos el contingente humano y sobre todo es nuestra la razón, porque defendemos la vida y aborrecemos el sometimiento mortal que se ejerce sobre seres más débiles y sin el amparo legal que necesitan y merecen. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo hacer sonar nuestra voz, la de todos, como si fuese una sola, ante los que tienen la capacidad de modificar una realidad tan sangrante?.
Es imprescindible superar de forma inmediata desavenencias y rencillas que nos convierten en grupúsculos cuando somos legión. Es el momento de asumir que nuestras miserias están contribuyendo a que el destino atroz que padecen tantos animales hoy, vuelva a repetirse mañana, un hecho imperdonable en quien asegura defenderlos y del mismo modo, es ya la hora de organizar una movilización masiva, en la que participen absolutamente todos los que se dicen animalistas, que no quede ni uno solo fuera, y llevarla a cabo allí donde los políticos ya no podrán decir que no nos ven ni nos oyen, en el mismo Centro del Poder de este País. Millones de personas, sin banderas, sin siglas, sin colores, sin afiliaciones y unidas, como no puede ser de otro modo, gritando con una sola voz a la cara de nuestros gobernantes que exigimos una Ley de Protección Animal amplia, suficiente, sin excepciones e inmediata.
¿Es un sueño?, tal vez, pero esta vigilia que nuestra necedad nos procura, es la condena de millones de animales. Convendría no olvidarlo ni un solo instante.
 
Mercedes Cano Herrera
Profesora Titular de Antropología Social de la Universidad de Valladolid
Julio Ortega Fraile
Miembro de la J.D. del PACMA
 

17 de septiembre de 2009

TORDESILLAS: CUANDO EL ENSAÑAMIENTO SE CONVIERTE EN UN ESPECTÁCULO PÚBLICO.

Sra. Alcaldesa:
Usted puede escudarse en que en España no hay ley que proteja a los animales y mucho menos a los toros. Pero tarde o temprano la tendremos. ¿Tiene miedo quizá a la gente del pueblo? Los políticos deben ser valientes y dar la cara. Prohíba esa matanza pública de un inocente animal para regocijo de todos esos energúmenos. No pararemos hasta conseguir que ustedes sean honrados y cambien la ley. ¿No se ha molestado en ver el vídeo de la matanza de Moscatel? Pues hágalo: es demencial lo que Vd. está consintiendo. Es una infamia y es una inmoralidad, pues se mata con ensañamiento y sólo como espectáculo.
Esto no tiene cabida en la sociedad actual. Tordesillas debe progresar.

Copio el relato de los hechos:

En esta ocasión la víctima era Moscatel. Después de intentar escapar malherido por la carretera hasta el punto de casi llegar a la autopista (todavía es visible el rastro de sangre que dejó sobre el asfalto en su intento de huída), Moscatel fue alanceado en una cuneta. Todavía permanecía en pie cuando llegamos corriendo y prácticamente extenuados a su lado. Él estaba desconcertado mirando a su alrededor y con una lanza clavada en su costado. La sangre brotaba abundantemente por la herida abierta. Una muchedumbre armada con lanzas le rodeaba con el firme propósito de matarle en aquella misma cuneta. Un mozo intentó en vano sacarle la lanza que permanecía clavada en su costado, agravando aún más su herida. Minutos más tarde, cuando Moscatel ya estaba arrodillado, casi exhausto, dos mozos consiguieron quitarle la lanza. Moscatel reaccionó levantándose en un último intento desesperado de luchar por su vida, tratando de embestir contra sus agresores, algunos de ellos subidos encima de caballos que también son víctimas de este festejo. Su intento acabó con él nuevamente en el suelo que acabó con él nuevamente en el suelo. Indefenso e incapaz siquiera ya de levantase, un hombre se acercó a él por detrás armado con un cuchillo con el que intentó seccionarle la médula. Hasta cinco minutos clavándole repetidas veces el cuchillo -tal y como se puede ver en el vídeo que grabamos-. Finalmente, decidieron taparle con una lona antes de que muriese dado lo grotesco que resultaba la situación incluso a los propios ojos de los agresores. Mientras unos intentaban que nadie le viese, yo me acerqué al mozo que le estaba pisando la cabeza, sobre el cuerno izquierdo para impedirle que se levantase mientras otro seguía clavándole el cuchillo insistentemente. Le vi masacrado, todavía vivo y agonizando mientras otros se alzaban de pie sobre su lomo clamando victoria. Pude tocarle antes de que le tapasen totalmente y deseé que no sintiese nada más de aquel tormento... avergonzándome profundamente de pertenecer a la misma especie que aquellos energúmenos que le habían hecho todo eso. En pocos instantes la lona azul quedó teñida de sangre mientras los agresores se disputaban quién había sido quien le había matado.
(Escrito por Igualdad Animal)
Correo enviado a la Alcaldesa de Tordesillas el 17 de Septiembre de 2.009.

11 de septiembre de 2009

Invitación a Zapatero a la contemplación de la barbarie colectiva en Tordesillas.

martes 8 de septiembre de 2009
Presidente Zapatero, te invito al Toro Alanceado
Ya lo sé José Luis, eres mi Presidente, pero no creas que el que en esta carta te dispense un trato casi familiar y me atreva a tutearte obedece a una falta de respeto, que líbreme la vergüenza, no la torera, la otra, la real, de cometer tal grosería. Lo que pasa es que quiero rogarte que acudamos juntos a una celebración, así que como el propósito de estas líneas derrocha alegría y solaz, prefiero derribar momentáneamente etiquetas y formalismos para que nos sintamos más cómodos y disfrutemos del espectáculo.
Ya que se trata de pasar un buen rato, cortito, como todo lo bueno – es curioso lo eterno que se le antojará ese mismo tiempo a un tal Moscatel – lo adecuado es que por unos instantes tú dejes de ser Excelentísimo y yo, que no tengo ningún superlativo asociado a mi nombre, continúe siendo quien soy pero eso sí, compartiendo ambos el orgullo de ser testigos de esa España que cuando entramos en la U.E. se dijo que estaba enterrada en el NODO, pero no compañero, no es así, las imágenes vas a contemplar si vienes serán en blanco y negro, más negro que blanco. Concédeme pues el honor de hacerte de Cicerone entre las tinieblas de razón y las sombras del corazón que emergen de esta tierra ibérica, una oscuridad moral que todas las bombillas de colores anunciadores de jornadas festivas no lograrán romper.
Trata de hacer un hueco en tu agenda, tan exuberante de economía y tan vacía de compasión, y acompáñame a Tordesillas el 15 de Septiembre a las 11 de la mañana, que allí vamos a regocijarnos con una tradición que desarrollan año tras año con motivo de las fiestas en honor a su Patrona, la Virgen de la Peña, una Divina Dama que, posiblemente, se hubiera convertido al Brahmanismo de haber sabido de las cruentas fechorías que bajo su advocación iban a tener lugar. Ese rito se llama el Toro de la Vega y en contra de lo que pueda parecer, no transcurre en alguna tribu salvaje del África Negra, qué va, es aquí, en España, en nuestra Nación, esa que tú presides y de la que yo, a veces, me siento tan avergonzado.
Imagino que sabes de qué te estoy hablando, a pesar de que en lo que a este asunto y similares se refiere, siempre haces como que no va contigo la cosa, como si fuese algo ajeno a ti y a tu gestión. Por si acáso te ilustro: consiste en soltar a un toro por el campo y perseguirlo, a pie o a caballo, lanza en ristre y tratando por todos los medios de hundírsela en el cuerpo. Hay hasta incentivos porque quien lo mata, se lleva premio, pero no creas que la cosa es tan sencilla, a pesar de tener las vísceras destrozadas y de sus numerosas hemorragias, hay veces que se empeña en no morir y claro, su tozudez obliga a seguir alanceándolo. Lo bueno de esa circunstancia es que alarga el asunto con gran satisfacción de los participantes.
Como verás, es toda una exaltación popular del primitivismo esto del Toro de la Vega, al que le han puesto un nombre más propio de un vino con denominación de origen que de lo que ciertamente es, una sangría; también se conoce como el Toro Alanceado de Tordesillas fuera de los círculos de sus adeptos, y es que mientras éstos quieren maquillar semánticamente lo que la cuestión tiene de dantesco pensando que la ignorancia colectiva es la mejor garantía para su continuidad, los que no lo interpretamos como manifestación cultural sino como brutalidad sin paliativos, preferimos escoger una descripción más realista.
Ven, que allí encontrarás sensaciones para estimular tus cinco sentidos. No es un festejo cualquiera limitado a la música de los cachivaches y al olor de las rosquillas fritas, en ese “Campo del Torneo” tu plenitud espiritual será total y alimentarás tu conciencia con el mismo pan que le das al Pueblo. Podrás contemplar cómo cientos de hombres martirizan a un animal y observar con detalles las características de cada una de sus heridas. Tu olfato se deleitará con el aroma de las exudaciones de todos esos caballeros, el sudor del esfuerzo y de la hombría, porque según ellos es muestra de valentía y de dignidad participar como torneante, lo que quiere decir, más o menos, cientos de individuos armados contra un solo toro indefenso y aterrorizado. No faltará el sabor del polvo en tu boca, levantado en la huida desesperada e inútil del animal y en la carrera de sus enfervorecidos perseguidores. Tus oídos percibirán los sordos gemidos que denotan el padecimiento del toro y el escalofriante sonido de sus estertores agónicos, eso si no los ahogan los alaridos cavernarios de satisfacción ante ese trance proferidos por gargantas ¿humanas?. Hasta tu tacto, José Luis, quedará satisfecho, pues si te apetece podrás introducir tu mano en los agujeros practicados por las lanzas y empaparla en la sangre, para que cada vez que te la mires la recuerdes.
Camina a mi lado por esa Vega del Duero escenario de la cobardía y de la crueldad llevadas al límite, pisa la tierra en la que año tras año, yacen los cadáveres despedazados de los animales que allí son asesinados porque los políticos lo permitís y lo subvencionáis; conoce de primera mano estos episodios que tienen lugar en la España que tú gobiernas, asume el hecho de que gracias a vuestras leyes, la tortura de criaturas tan susceptibles de sentir dolor como un taxista o un ministro, es un modelo de conducta para adultos y niños, y lo cierto es que vosotros, que os decís garantes de los derechos, de las libertades y de la justicia, así como de la protección especial a los más débiles, parecéis muy orgullosos de que las penurias causadas a un animal en un acto lúdico, formen parte del acervo de este País.
Y de paso, comprueba cómo los ciudadanos que participan en esas actividades despreciables e inmorales, empiezan a no tener el menor reparo en agredir a los que alzan su voz contra el maltrato. De momento, además de ser vosotros, los políticos, los responsables de tanto sufrimiento infligido a los animales, lo sois en última instancia de cada muerto en un encierro; veremos si cualquier día no se suma a esa lista un manifestante fallecido a manos de un taurino enfurecido. A ver qué sucede dos jornadas antes, el día 13, cuando en Tordesillas y en Valladolid, se congreguen manifestantes llegados de toda España. Por cierto, que también te invitaría a esta protesta, pero ya sé que eso lo verías como un suicidio político José Luis, tú prefieres seguir escondiéndote tras del burladero del silencio cuando te explican que cerca del 80% de los ciudadanos están en contra de las corridas, que les repugne el Toro Alanceado hay bastantes más. Ignoro tu opinión personal pero tu continuo desentendimiento, te acerca más al espíritu bárbaro de los lanceros que al de esa Sociedad asqueada por tanta crueldad y atónita al ver como la vendemos dentro y la exportamos fuera como arte y cultura.
Acude a Tordesillas amigo Zapatero y trae contigo las alforjas políticas tan llenas ya de crímenes cometidos con los animales, que todavía tiene que haber sitio para algunos más, el día 15 meterás en ella a Moscatel. No olvides tampoco otra cuya carga aumenta día a día, la de aquellos hombres que son víctimas mortales de “accidentes” durante festejos taurinos y por último, hazte por si acáso con otra nueva que en cualquier momento tendrás que estrenarla, una en la que guardarás el nombre de algún asesinado por llevar una camiseta en la que ponga “Tauromaquia Abolición” y por gritar en contra de la tortura de animales. Camino de eso llevamos, consulta en los diarios de las últimas semanas toponímicos como Galápagos o Ampuero y comprenderás de qué te hablo.
Pero esto tampoco parece inquietaros lo más mínimo a los políticos. Como siempre, reaccionaréis tarde y mal, teniendo que emitir un comunicado oficial de condena por la agresión fatal, que es lo mismo que el reconocimiento público de no haber cumplido con vuestra obligación a tiempo. Un pésame, una llamada a la calma, una promesa de castigar al culpable y vuelta a lo mismo, ¿verdad?. Querido Presidente, esas negligencias a algunos les cuestan el puesto de trabajo y hasta la imposición de una pena, hay que ver como en vuestro caso, os supone a lo sumo una comparecencia de prensa.
Vamos amigo mío, a tierras vallisoletanas que nos espera el folclore español, las señas de identidad de un Pueblo, como dicen los del Patronato del Toro de la Vega, con carácter de sagradas e inamovibles pese a quien pese. Creo que un puñado de energúmenos – ellos se autodenominan “Caballeros torneantes” – te tienen asustadito José Luis. Y no me digas que el Gobierno de Castilla y León o el de Tordesillas no pertenecen a tu Grupo Político; tú eres el Presidente de España, el País donde sigue siendo legal hundirle lanzas en el cuerpo a un toro tantas veces como sea capaz de soportar antes de morir. Creo que es tu deber moral ser testigo de aquello que no demuestras el menor interés en prohibir, y es que ni tan siquiera se ha molestado tu Formación en trasladar el debate a la Cámara. Y repito, no me vale la disculpa de que allí mandan los otros, porque supongo que no te quedarías de brazos cruzados ante la legitimidad de violaciones de mujeres en un Ayuntamiento conservador o frente a la de linchamientos humanos en otro de izquierdas, alegando que no es competencia tuya, ¿no es cierto?.
¿Cuento entonces contigo para ese día Presidente?. O tal vez tienes que hacerte la foto en algún foro cultural europeo representando a España. Si es así y acáso te preguntan, recuerda que Tordesillas, Medinaceli, Benavente, Algemesí o Galápagos, entre otros muchos ayuntamientos en los que un alcalde aprueba presupuestos destinados a martirizar a un animal, también están en este País. No vaya a ser que en un lapsus involuntario, se te olvide que somos la única nación europea en la que sigue siendo legal alancear a un toro, atropellarlo con excavadoras, incitarle a que se tire al mar, emborracharlo con aguardiente, embolar sus cuernos con fuego o arrastrarlo por las calles con una soga. Pero bueno, nada que pueda asombrarnos cuando todos los años, el Consejo de Ministros de turno, le concede a algún torero la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Julio Ortega Fraile, blog findelmaltratoanimal.